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OBJETIVO

La
predisposición de hacer un blog de la Venta, como todos la llamamos, me surge por la curiosidad que he tenido siempre por descubrir el pasado, ¿de donde venimos? el futuro, ¿donde vamos? y por supuesto el presente ¿que hacemos?.
Conociendo el pasado descubriremos quienes somos, y vivir el presente nos ayuda a ver el futuro.
El objetivo del Blog no es otro que recoger toda la información veraz y contrastada de presente, pasado, y futuro.

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25 noviembre 2012

Parroquia de San Vicente Mártir

Parroquia Venta de Gaeta

VENTA DE GAETA: SAN VICENTE MÁRTIR (0357)
Mayor, 14. 46199-Cortes de Pallás-Venta de Gaeta.
Erección: 29/12/1953, BOA 1953(512) • Límites: Nomencl., pág. 442 • 





San Vicente Mártir, Virgen del Rosario
San Vicente Mártir es patrono de la diócesis de Valencia y, titular, igualmente, de las parroquias de la pedanía de Venta de Gaeta, en el término de Cortes de Pallás, y de la del faro de Cullera, donde se le profesa enorme devoción porque el cuerpo de San Vicente apareció en una playa próxima tras ser arrojado al mar con una rueda de molino atada al cuello.



DESCRIPCIÓN HISTÓRICO - ARTÍSTICA


Edificio construido a principios de los años 70 (siglo XX) con 164 m² de planta y alzado tras la demolición parcial del anterior edificio, de estilo barroco, cuyo deterioro se agudizó con los daños sufridos en la guerra civil. De fachada sencilla, revestida de mortero en tono claro y neutro, la puerta está situada sobre tres escalones de acceso al interior; sobre la puerta existe un pequeño hueco donde se encuentra ubicada la campana. Antiguamente el campanario estaba situado arriba en el tejado dando vista a los cuatro puntos cardinales, con campana preparada para su volteo. De planta cuadrangular, techo adintelado, y tejado a una sola vertiente, la nave está dividida en cuatro tramos por pilares de hormigón revestidos de piedra. En el lado derecho, a un nivel inferior y en sentido contrario a la cubierta, aparece otro tejado de una capilla anexa a la ermita.



Tiene una pequeña capilla en el lado de la Epístola, en el que destaca también un antiguo confesionario del siglo XIX. El altar mayor está ligeramente elevado, con cabecera plana. La imagen de San Vicente Mártir, moderna al igual que el resto de imaginería, se halla bajo el altar en el lado del Evangelio.






Procesión de San Vicente Mártir

San Vicente Mártir
San Vicente Martir
Procesión

 
La Virgen del Rosario
La Virgen del Rosario en la Procesión.
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Santísimo Cristo del Refugio


La Pila Bautismal y la de Agua Bendita
La pila del agua Bendita esta situada a la entrada, en el mismo sitio de la antigua iglesia, dato que puedo atestiguar porque la coloqué yo mismo.
La pila Bautismal y la pila de persignarse se guardaban en el local de la Abadía no se habían colocado por lo menos desde el año 1972, desde la reconstrucción de la Iglesia.
Pasado los años en 1997 surgió la necesidad de volver a colocar la pila Bautismal porque se celebraba un bautizo. Se preguntó y buscó el sitio donde colocarla y se llevó con mucho esfuerzo.
La pila de persignarse no se sabia el sitio concreto, por lo que se tiró a picar al azar,   el primer golpe sonó a mármol. inmediatamente se comprobó que era el trozo que le faltaba a la pila. Está en el mismo sitio donde toda la vida.






Tiene una pequeña capilla en el lado de la Epístola, en el que destaca también un antiguo confesionario del siglo XIX. El altar mayor está ligeramente elevado, con cabecera plana. La imagen de San Vicente Mártir, moderna al igual que el resto de imaginería, se halla bajo el altar en el lado del Evangelio.







De Enciclopedia Católica
Historia de SAN VICENTE

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Diácono de Zaragoza y martirizado bajo Diocleciano en el 304; mencionado en el Martirologio romano, el 22 enero, junto a S. Anastasio el persa; honrado por los griegos, 11 Nov. Este mártir de España, tan renombrado, es representado con la dalmática de diácono, y tiene como emblemas una cruz, un cuervo, una parrilla o una hoguera. Es honrado como patrón de Valencia, Zaragoza, Portugal, etc., es invocado por vinateros, ladrilleros, y marineros y está en la letanía de los Santos. Sus Actas se leían en las iglesias de África a finales del siglo cuarto, como S. Agustín testifica en su Sermón 275.
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Las actuales Actas (Acta SS., III ene., 6) datan del siglo octavo o noveno y son una recopilación de la tradición. Anal. Boll., I, 259, da otra versión. Todos están de acuerdo sustancialmente con la vida contada por Prudencio (P.L., LX, 378). Nació en Zaragoza; su padre fue Eutricio (Euthicius) y su madre, Enola, natural de Huesca. Bajo la dirección de Valerio, obispo de Zaragoza, Vicente hizo grandes progresos en sus estudios. Fue ordenado diácono y comisionado para predicar en la diócesis, el obispo tenía dificultades para hablar.
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Por orden del gobernador Daciano, él y su obispo fueron encadenados y llevados a Valencia y estuvieron en prisión durante mucho tiempo. Entonces Valerio fue desterrado; pero Vicente fue sometido a crueles tormentos, el potro, la parrilla y la flagelación. Fue encarcelado de nuevo, en una mazmorra. Después fue colocado en una suave y lujosa cama, para quebrar su constancia, pero allí expiró.
Su cuerpo fue echado (N.T. a un basurero) para ser devorado por los buitres, pero fue defendido por un cuervo. Daciano lanzó su cuerpo al mar (N.T. atado a una rueda de piedra de molino), pero volvió a la orilla y fue enterrado por una piadosa viuda. Después que la paz fuera restaurada para la Iglesia, se construyó una capilla sobre sus restos fuera de las murallas de Valencia. En 1175 las reliquias fueron llevadas a Lisboa; otros afirman que fueron a Castres en 864. Carmona, Bari, y otras ciudades reclaman tener sus reliquias. Childerico I llevó su estola y la dalmática a París, en 542, y construyó una iglesia en honor de S. Vicente, después llamada St-Germain-des-Prés Regimont, cerca de Bezièrs (N.T. Hacia el 540 este rey asedió Zaragoza. Pero al saber que la ciudad se había puesto bajo la protección de san Vicente, levantó el asedio y aceptó la estola y la dalmática del santo que le ofreció el obispo de Zaragoza.), tenía una iglesia del santo ya en 455. Roma tenía tres iglesias dedicadas a S. Vicente; uno cerca del S. Pedro, otra en el Trastevere y otra construida por Honorio I (625-38) y renovada por León III en 796. Una pilastra encontrada en la basílica de Salónica en Dalmacia muestra una inscripción del siglo quinto o sexto en el honor del santo (Rom. Quartalschrift, 1907, Arch. 135).
N.T. Un brazo de San Vicente se venera desde 1970 en la Catedral de Valencia (España), fue llevada en aquel año desde Italia donde se encontraba desde la muerte allí, en el siglo XII, del obispo de Valencia, Teudovildo, cuando marchaba de peregrinación a Tierra Santa. El prelado llevaba consigo el brazo del protomártir para que le protegiera contra las adversidades del camino y poco antes de morir depositó la reliquia en la basílica de San Nicolás de la ciudad italiana de Bari.
A principios del siglo XIX, el brazo pasó al convento de Santo Domingo del Castillo, en Venecia. Finalmente, en 1948 la reliquia llegó a manos del seglar Pietro Zampieri quien, tras investigar su origen, ofreció años después el traslado de la reliquia vicentina al entonces arzobispo de Valencia, monseñor Marcelino Olaechea. No obstante, "pareció prudente condicionar su aceptación definitiva al estudio de su autenticidad histórica, canónica, antropológica y médico-legal", según informó entonces el Arzobispado a través de su Boletín Oficial.
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En 1968, distintos exámenes de la reliquia realizados en el Instituto de Cirugía Plástica de la Universidad de Padua arrojaron resultados "positivos y concordes entre sí y con el relato de la pasión y martirio del santo, escrita en el mismo siglo de su muerte". En la investigación intervino un grupo de forenses, catedráticos de universidades italianas, médicos, sacerdotes y diversos expertos. Los estudios del brazo confirmaron, entre otros extremos, que "carece de dedo pulgar y que la piel que recubre el brazo aparece de color marrón oscuro, por probable carbonización".
BTLER, Vidas de los Santos; STADLER, Heiligenlexicon; ALLARD, Hist. De las persecuc , IV, 237; LECLERCQ, Les Martyrs, II (París, 1903), 437.
FRANCIS MERSHMAN
Trascrito por Thomas M. El Barrett
Dedicado a San Vicente
Traducido por Quique Sancho
 
 

Historia Virgen del Rosario


Virgen del RosarioCuenta la leyenda que la Virgen se apareció en 1208 a Santo Domingo de Guzmán en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, le enseñó a rezarlo y le dijo que lo predicara entre los hombres; además, le ofreció diferentes promesas referentes al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret, cuya victoria se atribuyó a la Virgen. Por ello, Montfort erigió la primera capilla dedicada a esta advocación.[1]
En el siglo XV su devoción había decaído, por lo que nuevamente la imagen se apareció al beato Alano de la Rupe, le pidió que la reviviera, que recogiera en un libro todos los milagros llevados a cabo por el rosario y le recordó las promesas que siglos atrás dio a Santo Domingo.[2]
En el siglo XVI, San Pío V instauró su fecha el 7 de octubre, aniversario de la victoria en la Batalla de Lepanto, donde las fuerzas cristianas derrotaron a los turcos que invadian Europa (atribuida a la Virgen), denominándola Nuestra Señora de las Victorias; además, agregó a la letanía de la Virgen el título de Auxilio de los Cristianos. Su sucesor, Gregorio XIII, cambió el nombre de su festividad al de Nuestra Señora del Rosario.[2] A causa de la victoria en la batalla de Temesvár en 1716, atribuida por Clemente XI a la imagen, el papa ordenó que su fiesta se celebrase por la Iglesia universal. León XIII, cuya devoción por esta advocación hizo que fuera apodado el Papa del Rosario, escribió unas encíclicas referentes al rosario, consagró el mes de octubre al rosario e incluyó el título de Reina de Santísimo Rosario en la letanía de la Virgen.[2]
Como anécdotas, tanto la Virgen de Lourdes en su aparición de 1858 como la de Fátima en 1917 pidieron a sus aparecidos que rezasen el rosario. Gran parte de los papas del siglo XX fueron muy devotos de esta advocación, y Juan Pablo II manifestó en 1978 que el rosario era su oración preferida.[3]
Es la patrona de las batallas, así como de muchas localidades repartidas por todo el mundo.